Requiere tiempo en el fútbol implantar una idea, un estilo o una forma de juego nuevos. Así se afirmó en el Real Betis Balompié, que iba a costar la transición
de Setién a Rubi, aunque la propuesta fuera continuista, pero, por ahora, el actual Betis carece de cualquier sello que le haga distintivo.
En El Sadar, el actual entrenador bético buscó un mejor equilibrio defensivo para así tapar la debilidad mostrada en esa parcela en el comienzo de curso. Salió con un 1-4-3-3 con Javi García en el eje de la medular y el equipo lo agradeció en parte. Estuvo más balanceado en líneas generales, pero
sufrió, mucho, en las transiciones sobre todo.
También
le cuesta replegar, tapar huecos y tener un mejor posicionamiento sobre el terreno de juego. Esta vez el desacierto de Osasuna ayudó, pero la escuadra bética no terminó de defender con éxito lo que provocó que los de Arrasate llegaran con claridad. Viendo eso, Rubi cerró el encuentro, gracias a las molestias también, con un 1-4-2-3-1 con el que
le permitió sumar un punto.
Centrado en esa faceta, en la retaguardia, el conjunto verdiblanco mostró poco en ataque. En este nuevo Betis no se vio un plan establecido, un patrón de juego o una idea ofensiva con los que hacer daño al rival.
Arreones.
Se tiró en los brazos del talento, que tiene mucho, pero
del que depende excesivamente. Sólo tras el descanso, a raíz de centrar a Canales y dotarle de protagonismo se intuyó algo, poco, pero eso no fue suficiente para vencer en una Liga en la que nadie regala nada.
El Betis se busca, pero realmente
no se encuentra.
Con Sergio por el centro...Con Canales en el centro del campo, el Real Betis Balompié tuvo algo de fútbol, pero muy poco. En El Sadar no mostró un plan ofensivo trabajado y deja muchas dudas para afrontar los partidos contra el Levante y el Villarreal.