Aleix García hacía hoy oficial su fichaje por el Eibar,
Borja Valle llegaba al Oviedo hace unos días, el meta madrileño
Tomás Mejías se comprometía con el Ankaraspor turco la pasada semana... Todos ellos empezaron la temporada con el
Dinamo de Bucarest y uno tras otro han llegado a acuerdos, tras encontrar acomodo, para rescindir ante los problemas económicos que atraviesa el club. Casi todos, pero no uno:
el exbético René. Y éste podría acelerar la desaparición del club.
El veterano portero gaditano había firmado este verano tras quedar libre a final de temporada, después de haber acabado jugado los últimos meses en la Ponferradina. Su
contrato por dos años era alto para lo que se estila en la Segunda división española (25.000 euros al mes, 300.000 al año), mucho más en un fútbol rumano cuyo nivel está por debajo de otros tiempos.
El proyecto era ambicioso y tenía implicados a más jugadores españoles, incluso a Cosmin Contra como entrenador. No en vano, lo lideraba el empresario granadino
Pablo Cortacero, pero en este tiempo la situación ha ido a peor. Jugadores y empleados se van yendo engañados y tras meses sin cobrar, y ahora la afición trata de echarlo del club.
En cuanto René, después de jugar tres partidos (dos de Liga y uno de Copa), aceptó una salida ante una posible oferta del Zaragoza, aún sin llegar a un acuerdo de rescisión, pero la dirección deportiva que comanda
Miguel Torrecilla rechazó el fichaje y el portero andaluz ahora pide lo que le queda de los dos años de contrato que firmó con los rumanos.
En total,
le deben 550.000 de los 600.000 euros pactados. Para el Dinamo, que se encuentra fuera de las plazas que dan opción a pelear por la Liga rumana y que se ha deshecho de sus mejores jugadores, sería, según Fanatik, "un nuevo paso hacia la quiebra".
El Dinamo es un club con más de 70 años de historia, 18 ligas y 13 copas y que se le conoce como el equipo del Gobierno, gran rival histórico del club del ejército, el Steaua.
Estadio Deportivo3 min lectura