Había ganas de ver a Diego Lainez sobre el campo. Tras su gran segunda parte de la temporada pasada y después de deslumbrar en los Juegos Olímpicos, una lesión de rodilla le había apartado del equipo bético... hasta hoy.
Desde el 22 de mayo frente al Celta de Vigo, en la última jornada de 20/21, no vestía la elástica verdiblanca. Como entonces, Pellegrini tiró de él para revolucionar el partido en el descanso y Lainez respondió pronto. Su primera acción era un taconazo, la segunda una jugada por banda que sólo podían detenerla en falta, la tercera un lanzamiento que lograba atajar el meta Hradecky.
Aunque el mexicano estaba ya a punto en las últimas semanas y fue convocado en los dos últimos partidos de Liga ante Villarreal y Alavés, Pellegrini no quiso forzarlo y espero a que estuviera bien para darle minutos. Su espera tuvo recompensa.
Pellegrini tuvo palabras de elogio para él al final del partido. "Comenzó bastante bien el segundo tiempo y nos dio peligrosidad. Se fue diluyendo conforme pasaban los minutos. Se notó el mucho tiempo sin futbol activo que llevaba, pero siempre es una alternativa para nuestro fútbol", aseguraba el técnico chileno.
"La afición me recibió súper bien. Siempre siento su cariño y después de dos meses y medio sin jugar un partido se me puso la piel chinita. Ahora toca trabajar para encontrar mi mejor versión", decía el propio jugador mexicano.
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