El proyecto a tres años

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El proyecto a tres años
- 26/05/2014
Por ahora, sigue en pie. Tras varios fracasos, el Sevilla decidió iniciar el pasado verano un "proyecto a tres años". Había dos motivos principales para hacerlo: primero, que se iba a iniciar una regeneración de tal envergadura en la muy desgastada plantilla que resultaba imposible acometerla en un solo período estival; y, segundo, porque existía el convencimiento en el club de que restarle presión al equipo, eximiéndole de la responsabilidad de ganar un título o ir a Champions, iba a ayudar a que se soltara más y ofreciera un mejor resultado. Por eso, el objetivo marcado era, simplemente, quedar lo mejor posible en cada una de las competiciones.
El fútbol, pese a todo, es tremendamente volátil y resulta complicado terminar largos proyectos. El blanco de hoy, mañana es negro y viceversa, y el fracaso obliga a empezar de nuevo, a cambiar al inquilino del banquillo y a traer nuevos jugadores con los que volver a engatusar a la afición de turno. Emery, sin ir más lejos, pudo ser destituido en Cornellá, el 10 de noviembre. Ganó, siguió en el cargo, le tomó el pulso a la Liga y pasó, en el último suspiro, ante el Betis y el Valencia en la Europa League. Nono y M´Bia quisieron que fuese así, como Sergio Ramos le birló su primera Champions al Atlético sobre la bocina, cuando los colchoneros ya la acariciaban. Pudo no ocurrir nada de esto, pero pasó, y eso lo cambia todo. Dos detalles, en definitiva, permitieron al Sevilla ir a Turín y otra tanda de penaltis, levantar la Europa League. ¡Qué mejor comienzo para un proyecto -el cual, repito, pudo romperse ya en noviembre- que ése!
Con el final de la temporada, sin embargo, han llegado otras amenazas, alguna inesperada. Se podrían ir los dos pilares básicos del equipo: el líder dentro y fuera del campo, Ivan Rakitic, y su técnico. Obviamente, el éxito aumenta el número de este tipo de peligros. Los equipos malos, con jugadores malos y entrenadores malos, no los sufren, claro.
Por un futbolista, por muy importante que sea, no puede caerse un plan tan importante, eso sí, pero la marcha de Emery sí daría un vuelco: llegaría un sustituto, con una idea de juego distinta, necesidades y cuerpo técnico diferentes, y que tomaría otras decisiones. Aun manteniendo jugadores clave, el Sevilla no sería el mismo y tampoco su proyecto, pese a que se obviase desde la entidad. El vasco, por suerte -o por desgracia-, ha decidido no hacer el regate de Juande y firmará su renovación. Con todo, el proyecto a tres años iniciado por el Sevilla continúa. Por ahora.
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