1. No debe esconderse que a uno le acompaña la suerte. Cuanta más, mejor. La fortuna sólo es esporádica cuando no se busca y el Sevilla de
Emery va a por ella cada día. Trabajo.
2. Pese a estar mal, el vasco sólo quitó a
M´Bia después del 0-1 porque, o bien metía a
Iborra, cuya poca destreza con balón hubiese sido un lastre ante un rival que presionaba tanto; o a
Banega, con más criterio, pero que hubiese disminuido la fuerza del equipo ante los tres pivotes amarillos:
Bruno, Dos Santos y
Trigueros.
3. Aún siendo dos delanteros ´top´,
Bacca y
Gameiro fabrican poco cuando juegan juntos. Emery lleva meses trabajando en aumentar su compatibilidad porque dejar a uno de los dos en el banco es un lujo.
4.
Aspas merece más minutos. No sólo por su talento, sino por sus prestaciones: es el que mejor casa con los otros dos puntas en el 4-4-2.
5.
Krychowiak fue, una vez más, el mejor de los catorce, y no es nuevo. El polaco es un ´bicho´. El fichaje de la temporada, sin duda.
6. La comunión con la grada le aporta al equipo una fuerza sobrenatural. Llevar 13 partidos sin caer en el
Sánchez Pizjuán no es casualidad.
7. Ganar al Villarreal, fuese como fuese, tenía premio doble: seguir muy arriba y alejar a un rival directo. Al final, los amarillos estarán ahí.
8. El coliderato, por merecido, no es anecdótico, pero a buen seguro tampoco eterno. La lucha, al final, estará en la tercera y cuarta plazas, siendo Madrid y Barça los únicos que pugnen por el título de
Liga.
9. Insultar en un estadio se ha naturalizado tanto que la ofensa no debe tomarse al pie de la letra, de manera literal. Obviamente, nadie quiso vejar a la madre de
Marcelino, aunque el asturiano, un bonachón, no merece que nadie le lance un improperio de ningún tipo.
10. A falta de un futbolista carismático sobre el campo, Emery se ha convertido en el auténtico líder de este
Sevillla. Las victorias le han reforzado y su mensaje cala: trabajo, superación, equilibrio, constancia, fe, exigencia...
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