El Real Betis de Rubi no va. En gran parte, se debe a
una planificación con taras, que, sobre todo, dejó de incluir el fichaje de
un mediocentro defensivo con físico y veloz, que hiciese coberturas a los laterales, que diese consistencia al eje de la defensa, libertad a los interiores y, en general, equilibrio, pero sería injusto decir que todos los males del cuadro verdiblanco se deben a eso.
Tampoco el entrenador catalán, quien
cuenta con un buen puñado de jugadores del nivel, está dando con la tecla.
Se empecina en jugar a la ruleta rusa y no está saliendo bien parado, por lo general, del
intercambio de goles. Las estadísticas, de hecho, reflejan que
su Betis es incosistente, muy frágil y vulnerable. Sobre todo,
tras la pérdida, pues
sus transiciones defensivas con lentas, existe
mucho espacio entre líneas (los más lógico sería jugar con todas arriba, en pocos metros, para dejar menos espacio a las contras y llegar antes a las segundas jugadas) y falta agresividad.
1. El Betis es
el equipo más goleado de LaLiga, con 16 tantos (el siguiente es el Espanyol, con 14).
2. Es
el segundo conjunto que más disparos concede (14, 8 por encuentro).
3. Ningún equipo intercepta menos pases que el verdiblanco: sólo 7,4 cada 90 minutos).
4. Es
el tercero que menos entradas hace (12,5) y
el segundo que menos faltas comete (10,4).
5. Y, sin embargo, es
el tercero más amonestado de LaLiga, lo que muestra que
no son faltas tácticas, sino producto de la desesperación, de llegar tarde al balón o para evitar contras.
Pero Rubi no sólo no ha tapado más al equipo, con otra manera de jugar o dibujo, sino que
ha ido arriesgando aún más, jugando, por ejemplo, con
Canales de mediocentro.
Setién, en cambio, entendió el segundo año que el equipo
se sentía más seguro con una defensa de tres. Sobre todo, porque
se defendía mucho con el balón, teniéndolo casi siempre en su poder, pero también porque los centrales, aun siendo los mismos que ahora,
estaban menos expuestos y teniendo que abarcar menos campo por cantidad. Ahora se encuentran a los rivales en oleadas
y sin ayudas.
Otro aspesto que debe invitar a Rubi a probar con ese sistema es
el tipo de laterales que tiene en la plantilla: tanto
Alfonso Pedraza como
Álex Moreno eran extremos y tienen físico y experiencia jugando con toda la banda para ellos, mientras que en la derecha ocurre lo mismo con
Emerson 'Royal', un clásico carrilero brasileño. Ahí, además, se vería beneficiado un
Francis Guerrero que apenas está contando y que como lateral puro sufre mucho.
Con el 5-3-2, además, podría mantener a
Borja Iglesias y Loren Morón en punta, mientras que permitiría que
Nabil Fekir actuase donde más le gusta, por detrás de los delanteros y que
Juanmi Jiménez se quedase como refresco para alguno de éstos.
Los mediocentros, dado que el problema de raíz no podrá resolverse hasta que no abra la ventana de fichajes de enero, estarían más acompañados y con menos metros por recorrer que en el 4-4-2, para el que se necesita a mediocentros
muy resistentes y físicos, y el Betis no tiene. Sin Carvalho durante un tiempo indeterminado, ese sistema permitiría que
Javi García, Guardado, Kaptoum o Canales tuviesen menos responsabilidades por dentro.
Sería ideal, excepto para los extremos
Critian Tello y Joaquín Sánchez, si bien ambos ya demostraron con Setién que son capaces de adaptarse perfectamente a otras posiciones y también a Rubi le darían
alternativas para variar el dibujo en partidos determinados o fases de partidos.
Lo que parece evidente es que, si no hace algo el técnico catalán,
su Betis va a seguir encajando mucho y, si no consigue cambiar la dinámica, igual no se come los polvorones, por mucha piña que haga la plantilla, porque
el problema no es de actitud, sino de mimbres y sistema, que no casan.