Sevilla FC 2-2 Celta: Ni cojo, ni moribundo... Nunca se rinde

Sevilla FC 2-2 Celta: Ni cojo, ni moribundo... Nunca se rinde
- Antonio J. Medina
Antonio José MedinaAntonio José Medina 10 min lectura
Un empate de casta y coraje. Lo dije el himno, lo dijo el Papu, lo pensó todo el sevillismo... Una igualada que no entraba en los planes de nadie en Nervión antes del inicio, pero que viendo cómo había transcurrido el encuentro, deja un sabor muy dulce, una sensación de triunfo que debe servir para que, cuando todas las desgracias pasen, el Sevilla mantenga ese ritmo de crucero que le ha hecho ser único aspirante a destronar de la cúspide al Real Madrid. 
 
Ante el Celta, dos errores casi cuestan el partido. Las lesiones y el cansancio -el Tecatito se fue con calambres- casi hacen imposible la remontada. Pero si el partido hubiera durado cinco minutos más tal vez estaríamos hablando de un milagro.
 
Pablo Sanz, que suplía a Lopetegui, conseguía recuperar finalmente a Dmitrovic, no así a un Koundé que volvía a quedarse fuera de la lista. La presencia del serbio era la gran novedad en el once junto al debut de titular en LaLiga de un Tecatito Corona que ya jugó unos minutos en Valencia.
 
El partido comenzó a un ritmo frenético, con susto sevillista y una respuesta fruto de esa presión a la que acostumbra el equipo de Lopetegui.
 
Pablo Sanz, su sustituto, avisó en la previa que Iago Aspas era el jugador que más le preocupaba. Y el mago de Moaña se encargó de recordárselo a los pocos segundos de juego tras ganarle la espalda a Acuña. Llegó hasta línea de fondo aunque su pase atrás logró sacarlo Diego Carlos con solvencia.
 
Ocampos respondió tras aprovechar un error en la salida del balón de Dituro, aunque al internacional albiceleste se le escapó el balón cuando encaraba al último defensa.
 
El peligro ya había rondado ambas porterías y tan solo se llevaban jugados tres minutos. Y no quedó aí, lo que deparó un primer tramo de partido muy vistoso para los aficionados.
 
Si había alguien motivado en este arranque era un Tecatito que se estrenaba ante su afición. El internacional mexicano, jugando por banda izquierda, era el más activo de los veintidós. Encaraba, presionaba y estaba siendo el factor desequilibrante en el inicio. Una jugada suya al cuarto de hora fue la primera ocasión clara del Sevilla. El mexicano se fue de su defensa y su disparo, con poco ángulo, lo detuvo el meta celeste.
 
Pese a todo, el ímpetu inicial había dado paso a un control sevillista que había reducido el ritmo mientras el Celta endurecía el juego. El duelo entró en una fase anodina en la que si bien los de Nervión tenían el balón, apenas había acercamientos claros. 
 
Parecía un encuentro de los que tantas veces hemos visto esta temporada, que acaba durmiéndose hasta que los de Lopetegui meten el hachazo. Pero todo se desató en cinco minutos, los que fueron del 35 al 40. 
 
El Sevilla hizo efectivo su dominio en el 35' con una buena jugada que acabó en una triple ocasión. Primero con un tiro de Ocampos que paró Dituro, Acuña cogió el rebote y su lanzamiento lo sacó Araujo bajo palos. Aún tendría el Tecatito un último disparo, pero se le iría alto.
 
Y si el Sevilla avisó, el Celta hirió. Dos minutos después, Brais aprovechó un error al pasar atrás de Acuña, lanzó una contra, Santi Mina llegó hasta Dmitrovic y Cervi aprovechó el rechace del portero para adelantar a su equipo. Sin tiempo para reaccionar, el Celta aprovechó un error en la salida de Ocampos para montar otro rápido contragolpe que llegó a Aspas en el borde del área. El exsevillista vio un hueco junto al palo nervionense y ahí la puso. En tres minutos, el Celta había puesto el partido casi imposible (0-2).
 
El Sevilla trató de reaccionar a la desesperada para irse al descanso con un marcador más ilusionante. Ocampos la tuvo primero con una volea que no supo cazar tras una gran jugada del Tecatito; y Acuña después, con un lanzamiento que salió ligeramente desviado.
 
Pablo Sanz trató de reaccionar con un cambio radical, de hombres y de sistema. Oliver, Iván Romero y el Papu entraron en el descanso y el Sevilla pasó a defender con tres y a atacar con dos delanteros, con un 3-5-2 bastante ofensivo. Eso daba más opciones al Celta para seguir montando contragolpes, pero el conjunto local tenía que arriesgar.
 
El equipo nervionense salió lanzado y cercó el área gallega. Pero ya se dice que las desgracias nunca llegan solas y, al poco de empezar, en un forcejeo con un defensa, a Iván Romero se le salió el hombro y estuvo dolido lo que quedó de encuentro. Pudo volver el canterano, pero no las ideas de un Sevilla al que se le veía ansioso y acelerado. Y así, no era capaz de romper una defensa que se estaba mostrando muy firme durante todo el partido.
 
Pero no todo estaba dicho. Aunque con más fe que juego, el Sevilla acabó arrinconando a un Celta al que ni los cambios despertaron. Lejos de eso, acabaron por encerrarse aún más y dejarle balón a su rival para que merodeara el área contraria. Con el Tecatito 'cojo', sin la mayor parte de su potencial ofensivo, el Sevilla tiraba de casta para intentar la machada. Con esas bajas y todo, aún le quedaba mucha calidad sobre el campo y mantenía la fe. Tal vez lo que nunca le ha faltado. 
 
A falta de jugadas trenzadas, como le gusta a Lopetegui, su equipo tiró de genialidad. En este caso del mayor genio que tiene en la plantilla: el Papu Gómez. El argentino se fabricó un espacio al borde del área y la clavó en la escuadra tras rozar en un rival. 
 
El gol despertó a una afición que nunca había dejado de animar y a un Sevilla que no había perdido la confianza pese a verlo todo muy negro. Tres minutos después, esa fe se transformaba en la culminación de la igualada. Fue una jugada por banda izquierda cuyo centro rechazó la defensa para que Oliver, con la puntera, situara el balón junto al palo derecho de Dituro. Como el Celta en la primera mitad, en tres minutos habían destrozado a su rival.
 
El Sevilla estaba encendido y, aunque Aspas metió de nuevo miedo en una contra que no supo finalizar, el equipo local siguio atacando, apretando y tratando de aprovechar el nerviosismo céltico. Fruto de ello y de esa confianza de la que tanta gala había hecho llegó otro centro al área que atacó Oliver Torres, acabó superando a su marcador y rematando al palo.
 
Quedaban 10 minutos y nadie renunciaba al milagro. Aunque de fuerzas estaban todos justos y, con los cambios, el Celta había logrado salir de la cueva. En ese tiempo, Iván Romero estuvo a un paso de cazar el centro de Ocampos, Thiago respondió en una jugada que sacó la defensa y el Sevilla quemó los muebles en una última jugada que Gudelj lanzó fuera.
 
No era el resultado que esperaban, pero viendo como se había puesto el partido, puntuar ya es un logro.
 
 
 
Ficha técnica:
 
Sevilla FC: Dmitrovic, Montiel, Diego Carlos, Rekik, Acuña, Fernando (Papu Gómez 46'), Rakitic (Oliver Torres 46'), Jordán (Luismi 87'), Tecatito (Gudelj 72'), Ocampos y Rafa Mir (Iván Romero 46').
 
Celta: Dituro, Hugo Mallo, Aidoo (Murillo 64'), Araújo, Galán, Fran Beltrán, Brais Méndez (Solari 77'), Denis Suárez (Tapia 64'), Cervi (Nolito 64'), Iago Aspas y Santi Mina (Thiago Galhardo 82').
 
Goles: 0-1 (37') Cervi; 0-2 (39') Aspas; 1-2 (71') Papu Gomez; 2-2 (74') Oliver Torres.
 
Árbitro: Sánchez Martínez (Murcia). Amonestó a Cervi, Danis Suárez y a Tapia.
 
Incidencias: 30.059 espectadores en el Sánchez-Pizjuán (68.53% del aforo).

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