En las alturas se exige mente fría para dosificar la pasión y no olvidar el principal objetivo. Porque la euforia descentra y en la dimensión alcanzada por el Sevilla la concentración se erige en la primera piedra para construir un sueño. En Nervión lo saben y apuestan por controlar las emociones sin renunciar a ellas para proyectarlas a su favor en un paso a paso estrictamente necesario para mantener el ritmo.
Estando arriba jornada a jornada todo puede ocurrir, incluso la proeza de la que nadie quiere hablar después de los frenazos ante Espanyol y Villarreal, pero resulta acertado apostar por la prudencia, por centrarse en la meta de repetir en Champions y, a partir de ahí, no establecer ningún límite. Con 52 puntos en 24 jornadas, es vital mantener los pies en el suelo pero siempre con la mirada en el cielo, como siempre hace el Sevilla.
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