Seguramente habrían preferido en el Sevilla afrontar antes los dos encuentros seguidos fuera que ahora aguardan en LaLiga (en Vitoria y Cornellà) que volver al lugar de autos tan pocos días después del fiasco en el derbi.
El 3-5 ante el Betis, por mucho que quieran y deban pasar página los blanquirrojos, escocerá durante un tiempo en Nervión, así que debe considerarse inoportuno el choque de vuelta de octavos que se dirime esta noche en el Sánchez-Pizjuán, por mucho que el rival (un 'gallito' de Segunda, pero, al fin y al cabo, de inferior categoría) y el resultado de la ida (0-2) inviten a pensar en una clasificación cómoda.
Será, también, una oportunidad de cambiar el paso, de reencontrarse con la grada y recuperar sensaciones. Un caramelo envenenado, porque cualquier cosa que no sea una goleada agrandaría la herida.