Empatados a puntos por la sexta plaza de la clasificación, propiedad de momento de los verdiblancos por sus mejores averages general y particular,
Betis y Sevilla inician este sábado
una contrarreloj de ocho tramos por la Europa League.
Los de Setién, con la inercia de quien viene desde abajo como una locomotora, no tienen las (benditas) distracciones de los de Montella, inmersos también en los cuartos de final de la Champions y en la final de la Copa del Rey, trances ambos que dirimirán en este mes de abril.
Por esa misma razón,
el míster italiano deberá mejorar su gestión del plantel para dosificar de la mejor manera las fuerzas del equipo nervionense, que
se ha desinflado en LaLiga por las lógicas secuelas de la competición mayor, pero que tampoco puede dejarse ir del todo si no desea jugarse su futuro continental a una única y difícil carta.
En Heliópolis,
la ilusión despeja el horizonte de los nubarrones que llegaron desde la enfermería y la presión. La cantera, el mercado invernal y la polivalencia de la plantilla se han aliado para disparar las aspiraciones de un grupo seguramente mucho más ambicioso que su timonel.
Llegados a estas alturas,
toca remar más fuerte que nunca hacia la orilla del éxito rotundo.
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