Lo de Mariano ha sido un palo. Y duele, quizás, más en Nervión porque no se trata del primero que reciben este verano. Demasiadas frustraciones para un club acostumbrado a convencer a los jugadores para venir por las evidentes posibilidades de crecer y revalorizarse aquí.
La marcha de Monchi, que tardó en carburar y no acertó siempre, pero que se fue a la Roma siendo seguramente el mejor director deportivo de Europa, inició una fase de transición que se prolonga 'sine die' en Eduardo Dato. A ello se ha unido el encarecimiento del mercado, inflado este curso por el Mundial y el temprano cierre de las ventanas en Inglaterra e Italia, dos Ligas adineradas.
Tras los fiascos de Caleta-Car, Seri o Batshuayi, tampoco se ha podido conseguir al dominicano. Pero quedan tres días y no hay tiempo para lamentarse. Hay que fichar sí o sí.