El Sevilla le metió cinco al Standard, seis al Levante... pero las dudas seguían siendo las mismas que después de caer ante Betis y Getafe.
Y a Machín seguían mirándolo con lupa. Sólo ha faltado media hora ante el rival más poderoso de la Liga para que esas dudas se hayan convertido en certezas: este Sevilla va hacia arriba.
No es sólo por los catorce goles en siete días o por los tres triunfos, sino por la confianza que demuestra un equipo que parece haber captado la idea que su técnico quiere transmitirle. La presión, la velocidad tras robar el balón, la llegada en ventaja... el equipo rozó la perfección a la hora de plasmar los fundamentos de este sistema. Y goleó. Otra vez.
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