Lo que cuesta algo no es lo mismo que lo que vale. Muchas veces, estos parámetros (a menudo equiparados erróneamente) se acercan, si bien acostumbran a parecernos carísimos fichajes que no supusieron una gran inversión, pero que ofrecieron un pésimo rendimiento y costó quitártelos de encima, lo que generalmente ocurre perdiéndoles dinero.
Sin embargo, desembolsos reseñables se antojan baratos por lo que ofrecen en el campo, amortizados, incluso, sin que concurran ventas posteriores que generen plusvalías excesivas.
Hace bien Monchi, un experto en sacar tajada cuando debe dejar marchar a aquéllos por los que apostó en su día, en restar presión a Koundé, un central con una pinta enorme al que podría pesarle los 20 millones (más cinco en variables) que ha pagado el Sevilla por él.