Quedó claro anoche que Rubi dispone de mimbres de alto nivel para cumplir con los objetivos e ilusionar al beticismo. Fekir evidenció su extraordinario talento y enseñó el camino cuando el equipo todavía no carburaba.
Pero, una vez arrancado el motor merced a la calidad del franco-argelino, el Betis empezó a exhibir la personalidad que tanto se le requería y afloró en ciertas fases una idea sostenida sobre asociaciones rápidas y dinamismo en las transiciones.
El campeón del mundo destacó sobre el resto, pero también lució un Loren que ha recuperado su olfato y futbolistas fundamentales como Canales y Joaquín.
Ayer tomó el impulso que necesitaba para mejorar los conceptos colectivos y no depender únicamente de los destellos individuales.