Un partido que ya hemos visto, aunque por fortuna, con un final que, al menos, deja
una sensación de alivio. El Betis se vio dominado desde el inicio, cedió la pelota muy pronto y a mitad de la primera mitad ya había encajado un gol en contra y había recibido un gol, que bien pudieron ser más de haber estado el Getafe un poco más acertado.
La pesadilla de la primera jornada, ante el Valladolid, parecía repetirse paso a paso. Pero, a diferencia de Sergio González,
Bordalás no supo interpretar su superioridad numérica y en el juego, y dio opciones a un Betis en el que Rubi se la jugó el todo por el todo. Y sacó premio.
El penalti sobre
Fekir, transformado por
Joaquín, deja un punto agridulce, que sabe a poco teniendo en cuenta las ilusiones pretéritas, pero que se puede dar por bueno después de lo visto sobre el terreno de juego.
Si hay que sacar
algo positivo del duelo es eso:
la capacidad de reacción verdiblanca, las opciones variadas con las que cuenta el plantel, el gran momento de Loren, la calidad de Fekir o la polivalencia de Canales. Porque lo demás... mejor olvidarlo.
Rubi tendrá
dos bajas importantes para Pamplona y allí, después de lograr cuatro puntos de doce posibles, no ganar puede empezar a ser preocupante.
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