Obviamente, el Betis se marcha contento de Pamplona con un punto que sabe a oro molido, lo mismo que el que rescató con diez (al final, fueron nueve) contra el Getafe cuando ya lo tenía todo perdido. Esta vez, los de Rubi terminaron con los once y en pie, pero de milagro, pues Osasuna les superó en intensidad y velocidad de ejecución.
Joel Robles y los palos evitaron males mayores para un equipo que sufrió, que pudo ganar en alguna acción aislada de Juanmi o Fekir, pero que debe conformarse con unas tablas que, quizás, no mereció.
Como tampoco perder la primera jornada, porque el fútbol son detalles, no sólo justicia.
Según cómo se mire, las tablas son buenas para un Betis que no arranca, aunque, al menos, lleva tres jornadas sumando de manera consecutiva (5 puntos de 9).
La botella se verá más llena si el martes hay triunfo ante el Levante.
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