La deriva de la LFP, que no ha encontrado el freno prometido por Tebas a la polarización iniciada antes de su llegada, ha convertido Madrid en territorio vedado para los equipos sevillanos. Entiendo las goleadas del Atlético y del Real Madrid de esta semana como la confirmación de que están infinitamente por encima. No quiere esto decir que haya que ir de paseo a la capital de España, que esto es fútbol y todo es posible, pero sí que hay que aceptar que perder es lo más probable y hay que pasar página -en el Betis se ha quedado atascada demasiado tiempo-. Algo bueno tendría que ofrecer un calendario con choques cada tres días.
La Liga del Betis está en el Villamarín, ante el Levante de Caparrós. Hará bien el beticismo en olvidarse del ex entrenador del Sevilla -ya hace muchos años que lo fue- y centrarse en transmitir su apoyo los 90 minutos del partido. Para Mel no es una situación nueva. Ya ha sacado al Betis de situaciones peores, aunque ha dejado claro con sus actuaciones de esta semana que no quiere dejar para mañana una reacción que ha de llegar hoy.
Y la Liga del Sevilla está en el Pizjuán, ante el Celta. Será el momento de acabar con las dudas. De aprovechar la fortaleza del equipo cuando juega ante su hinchada y de seguir con la recuperación interrumpida en el Bernabéu. De medio campo hacia adelante el Sevilla demostró que tiene más pólvora de la que ha usado hasta ahora. De hecho, ha sido el segundo partido de Liga en el que ha hecho tres o más goles. Vitolo ya muestra la clase de jugador que es y su asociación con Jairo está dando sus réditos. Ellos se suman a los Carriço, M´Bia, Rakitic, Alberto como certezas de un equipo que tiene que despejar dudas en su Liga. Esa en la que tiene potencial para ser de los mejores.
Enrique García
