La eliminación en la Champions, acompañada del bajón de juego del último mes y medio, ha provocado la primera crisis de la era Sampaoli en el conjunto nervionense. Y en estas llega un Atlético en buen momento y con ganas de apretar la lucha por la tercera plaza. Es en encuentros así donde toca sacar el carácter para dar la vuelta a la situación y esta plantilla tiene en el encuentro de la primera vuelta el mejor argumento para creer en sí misma.
Entonces al Sevilla le acompañaban los resultados, aunque no tanto las sensaciones. Había ganado por la mínima al Alavés y acabado con una racha que duraba más de un año sin ganar fuera de casa con un agónico triunfo en 'Albucarque'. El Atlético de Madrid era el rival perfecto para comprobar de qué pasta estaba hecho el equipo de Sampaoli. Respondió y de qué manera el conjunto nervionense, con la que probablemente ha sido su mejor versión del curso.
El duelo Sampaoli-Simeone es el nuevo Menotti-Bilardo, dos maneras muy diferentes de entender el fútbol con el común denominador de la victoria. En el Sánchez Pizjuán, el Sevilla domó a los colchoneros con la posesión como principal arma. Tuvo el balón y evitó cualquier conato de contragolpe de los rojiblancos. También fue el partido cumbre de N'Zonzi, el centrocampista total que resta, distribuye, llega y marca. Su arrancada para hacer el único gol del partido dio la vuelta al mundo.
Aquel Sevilla hizo creer a todos que era posible luchar contra el orden establecido, rebelarse, como le gusta decir a Sampaoli. Plantar cara a los poderosos. Soñar con LaLiga. Hoy ese sueño pasa por el Calderón. Por amarrar la tercera plaza y seguir la estela del Madrid. Por volver a creer que todo es posible.
Enrique García