Transcurridos los primeros 20 minutos del choque nada hacía indicar que el
Betis acabaría ganando en el último minuto del añadido y de penalti. La puesta en escena de los de
Setién fue la ideal. Posesión, movilidad, profundidad y sometimiento al rival. Todo ello adornado con el golazo de
Tello de falta.
Y de repente llegó la desconexión. Errores en la entrega, lagunas mentales, regalos defensivos y el
Girona con ventaja en el marcador. Un error de
Barragán en un pase atrás a Pau y una indecisión del meta propiciaron el sobreesfuerzo del
Betis en el segundo acto para remontar el choque. Antes de los dos regalos ya citados
Guardado y
Lo Celso también habían estado imprecisos en algunas entregas que propiciaron contragolpes del
Girona.
Con 1-2 el equipo catalán se vio con posibilidades en el
Villamarín y no renunció a hacer daño. Siguió presionando bien al
Betis, ahogando la salida y generando aproximaciones a la meta de
Pau.
Tello y
Bartra apagaron varios fuegos y permitieron al
Betis seguir muy vivo en el choque. Eso y un
Canales que se echó el equipo a la espalda. El cántabro condujo la contra del 2-2 y ejecutó el 3-2. Para entonces ya estaba mejor ayudado por
Lo Celso, con
Javi García aportando equilibrio en la medular.
El adelanto del murciano fue uno de los aciertos de
Setién desde el banquillo, pues dio más orden que
Guardado.
Sergio León sirvió como revulsivo en el césped y en la grada. El
Betis creyó hasta el final y se llevó a los postres un triunfo que se cocinó al comienzo, en un choque en el que pudo salir chamuscado.