El Viernes Santo más triste

El Viernes Santo más triste
- Fran Delgado - @Unfrandelgado
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 2 min lectura
Ya me tengo que plantar ante ti. Reconozco que no quiero que llegues. Pero siempre lo haces con mayor rapidez de lo que deseo. Pasa volando. Suele significar que hemos sido muy felices. Sin darnos cuenta, te vas y no te hemos sentido. Las campanas tocan a duelo. Sevilla se viste de luto. Incluso la luz del cielo ha cambiado. Jesús ha muerto en la cruz. La algarabía de las cofradías de capa de la Madrugada ha dado paso a la sucesión de marchas fúnebres. Cada nota musical suena a melancolía y nostalgia. El corazón del cofrade lo sabe: la Semana Santa está a punto de tocar a su fin. Eso sí, el final es de ensueño.

Sin grandes masas y con cofradías históricas, muchos consideran que es la jornada por excelencia. La alegría viene del viejo arrabal. Nazarenos de túnica y antifaz negros y capa blanca se abren paso por la calle Castilla. Llega El Cachorro. Es el último aliento del Señor. El palio de su Madre es la luz del día. En la misma calle se encuentra una de las miradas más dulces de la Semana Santa. La Virgen de la O es el broche de oro a la fiesta en Triana. La Costanilla sueña con una marcha de palio. El hábito ‘carretero’ es elegancia y personalidad. La Mortaja nos lleva al entierro de Cristo. Eres tú, Viernes Santo, este año más triste por lo que debió ser y no será.
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