El compromiso del bloque mantuvo vivo al Betis durante casi una hora. Y en ese periodo, antes de que los verdiblancos se desconectaran, la calidad de Fabián brilló con luz propia. El palaciego nunca se pone nervioso, ni aunque enfrente estén algunos de los mejores jugadores del mundo.
Con todo el equipo mordiendo en cada balón para anticiparse, el canterano puso el temple necesario para agarrar el esférico y conservarlo, asociándose con sus compañeros al pie o con cambios de sentido milimétricos.
Viéndolo jugar resulta lógico que su nombre esté ya apuntado en la agenda del director deportivo azulgrana, quien ayer tuvo una nueva oportunidad para confirmar los buenos informes sobre un jugador que, a sus 21 años, derrocha desparpajo y personalidad. Por eso, no dejó de intentar hacer su fútbol atrevido cuando Busquets le robó el balón y propició el segundo gol culé. Riesgos que debe pulir, aunque si dejase de tomarlos no sería el futbolista que promete ser.
Fernando Mateos
