Muchos pensarán que qué fácil es hablar después del ridículo nacional en el
Mundial de Brasil, pero ya se veía venir desde el numerito de la lista de 26 jugadores más
Deulofeu y
Del Bosque liando al personal antes del amistoso ante
Bolivia. Ayer tuvo su culmen en
Maracaná, aunque quién sabe, lo mismo el próximo lunes ante
Australia podemos irnos dando peor imagen aún. Y todo por la obcecación de un entrenador, que sí, que hemos ganado dos títulos con él, pero que no ha tenido bemoles.
Bemoles para dar la jubilación a los
Torres,
Villa,
Xavi y compañía; bemoles para llevar a los
Navas,
Negredo,
Llorente o
Iturraspe. Gente joven, que estarán en la próxima
Eurocopa. Sin ir más lejos, ahí está el ejemplo de
Holanda. Van Gaal tuvo valor para hacer el relevo generacional que pide a gritos España.
Al menos ante Holanda hicimos una buena primera parte pero frente a
Chile ni eso. España jugaba andando mientras que los chilenos daban bocados en los tobillos de los españoles. Los de
Sampaoli nos ganaron en intensidad, ritmo y ganas, y eso se reflejó en el marcador. Nos vamos de Brasil merecidamente.
Hoy me siento engañado por el seleccionador. Se le ha visto el plumero. Se ha cargado a toda una campeona del Mundo por sus caprichos de entrenador. Por no querer ver la
realidad. Por cabezonería en un sistema y un once agotado físicamente, por no saber reaccionar ante un juego lento y previsible.
Mi mayor esperanza es que
Del Bosque tenga un poco de dignidad, y, tras caer eliminados a las primeras de cambio, dimita. Gracias y adiós don Vicente. Deje paso a otro seleccionador que haga lo que usted nunca se atrevió, que renueve a un equipo que ha dado las mayores de las glorias, pero que como todos, ha llegado a su fin. Es inevitable, es
ley de vida y usted no ha querido verlo. Nos vamos con la sensación de una oportunidad perdida. Gracias a esta generación por todo pero renovación ya.