Sandra Romero3 min lecturaNo es la primera vez que el pianista británica James Rhodes presume abiertamente de su beticismo. Una figura muy particular que, como él mismo ha reconocido en alguna entrevista, tiene sus "movidas" y que siempre que su psicólogo le pide que piense en "un sitio seguro" cuando tiene estrés o ansiedad, le "viene rápidamente el Villamarín". Unas confesiones que dejó al excapitán del Betis Joaquín Sánchez durante su programa de entrevistas 'El Novato', donde dio muestras inequívocas de lo que siente por el Betis: "Es una elección rara, porque cada vez que vengo me da un hamacuco; es un infarto tras otro, es muy estresante ser bético".
Su beticismo, aclaró Rhodes, le viene desde que vio un partido de los verdiblancos: "Estaba viendo un partido y eran (los jugadores del Betis) como poetas, luchadores, desde ese día soy bético hasta la muerte".
Ahora, el pianista, escritor y también fotógrafo, presenta en Madrid una exposición llamada 'James Rhodes, fotógrafo'; una tarjeta de presentación a la faceta más desconocida del artista londinense. Con motivo de ello, ha dado una entrevista a El País en la que reconoce que su gusto por la fotografía nació en España: "Me di cuenta de que estaba visitando tantos rincones increíbles del país dando conciertos que quería encontrar una manera de recordarlos para siempre, para que cuando sea mayor y mire hacia atrás tenga algo concreto que contemplar. Entonces compré una cámara y comencé a llevarla conmigo de gira. Me volví adicto al instante, hasta el punto de que ahora nunca salgo de casa sin una cámara".
Una entrevista en la que, como no podía ser de otra forma, Rhodes dejó también otra 'perlita' en clave verdiblanca y, al ser preguntado por qué trabajo habría desempeñado en otra vida, respondió: "Delantero del Real Betis Balompié. Y pichichi". Sin duda, un '9' con mucho arte con el balón que afinaría de cara a gol y del que Pellegrini habría gustado contar. Un artista en todas sus facetas que, nacido en Londres en 1975, no deja de sorprender a propios y extraños por su elección como bético. Una decisión a la que siempre responde de la misma forma: él no eligió al Betis, fue el Betis quien lo escogió a él. Un ejemplo más de como el beticismo cruza fronteras y llena los corazones de muchos lejos de Heliópolis y el Benito Villamarín. Un sentir que pasa de abuelos a nietos.