Incomprensible lapidación

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Incomprensible lapidación
- 30/4/2014
Leo y me tengo que frotar los ojos porque sinceramente no me puedo creer lo que veo. Escucho y la inquina, el desprecio y la desconsideración que se infieren de algunos comentarios hace que me duelan los oídos. Lo que está pasando estos días con Rubén Castro no tiene nombre y me demuestra, una vez más, que la pasión que gobierna esto del fútbol es tan injusta como desmedida y, por supuesto, no tiene memoria.


Sólo si aceptamos eso, podemos llegar a entender que se quiera quemar en la hoguera al máximo goleador del equipo en las cuatro últimas temporadas. El mismo que firmó 32 goles con los que el Betis pudo subir a Primera. El mismo que al año siguiente colaboró activamente para lograr la permanencia con varias jornadas de antelación con otros 16. Más los 21 con los que ayudó para que la Europa League fuese una realidad. Por no olvidar los doce de este curso aun estando más de tres meses lesionado. En los casi cuatro años que lleva en el Betis jamás ha tenido una mala palabra hacia la afición y el único desplante que le recuerdo fue su espantá del vestuario tras la goleada del Madrid. Su compromiso ha sido tal que llegó a pedir a sus agentes que no escuchasen ofertas de otros equipos.


No seré yo quien defienda ni justifique la desordenada vida privada del canario, sus cachimbas y demás. Es un profesional y como tal debe comportarse (creo que siempre lo ha hecho) sobre el césped, que es donde tiene que rendir y dar la cara. Pero tampoco debería utilizarse este argumento como arma arrojadiza aprovechando el momento. Poder contar con la mejor versión de Rubén Castro el próximo año sería fundamental para que la travesía por el desierto sea lo más corta posible.
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