Parece más que evidente (los hechos así lo atestiguan) que el próximo director deportivo del
Betis va a ser
Lorenzo Serra Ferrer. El mismo presidente del Betis reconoció hace unos días que se estaba
negociando con el de
Sa Pobla y que “sería una gran noticia” que volviese el técnico más laureado de la historia del Betis. Y en
Mallorca dan por hecho que el máximo accionista acabará enrolándose de nuevo en la entidad heliopolitana.
Todos creen que ese será el final de la historia. Mientras,
Alexis, persona de confianza de
Serra, está adelantando trabajo. El
Betis le contrató para las tres próximas temporadas, con la intención de que se convierta en su mano derecha. De momento, tiene mando en plaza y es el que está dirigiendo la planificación, eso sí, siguiendo unas directrices claras, marcadas evidentemente por la persona que se hará cargo del área deportiva.
Pero el problema radica en que la llegada de
Serra no está garantizada. Sus acciones en el
Mallorca (45 por ciento) están sindicadas desde hace cuatro meses con las del presidente, lo que le otorga todo el poder a este último. Sin embargo, la relación entre
Cerdá y
Serra se rompió hace un par de semanas y la situación se ha vuelto insostenible, con el equipo luchando por no descender a
Segunda B. Anular la sindicación le costaría dos kilos.
Además de un proceso judicial que no sería precisamente rápido. Sin desvincularse del
Mallorca no podría, bajo ningún concepto, fichar por el
Betis. ¿Entonces? Entonces el Betis habría hipotecado su planificación, jugándoselo todo a una carta demasiado arriesgada. No parece que haya
plan B. Es tal el convencimiento de que vendrá que, en el caso de que no consiga librarse de sus acciones, el Betis se vería compuesto... y sin
Serra.