El
Sevilla estaba avisado. No en vano, la de anoche era la cuarta ocasión en la que se veían las caras sevillistas y colchoneros, la tercera en un mes y medio. Sobre el césped del
Sánchez-Pizjuán, dos equipos con la identidad muy definida, aunque en el caso de los rojiblancos mucho más consolidada. Repetía once -otra vez-
Montella, que está pecando por defecto de lo que
Berizzo pecó por exceso y el equipo, como demostró
Navas a los 17 minutos, puede resentirse por la acumulación de minutos en una fase de la temporada crucial.
El guion era previsible. Los de
Montella, en casa, iban a llevar la iniciativa. Los del
'Cholo' nunca han tenido problemas en ceder el cuero. De hecho, es que su posesión no es prioritaria para ellos. Agazapado atrás, esperan cualquier error para hacer sangre. Con su solvencia defensiva y la eficacia de hombres como
Costa y
Griezmann les sobra para estar segundos en
LaLiga y ser el único equipo capaz de aguantarle el pulso al
Barcelona.
El
Sevilla debía estar especialmente fino, pero su partido duró lo que tardó
Navas en lesionarse. Tras su cambio (17'), el equipo se desconectó y quedó a merced de un
Atlético voraz que no perdona. Un error en la salida de balón como el que dio lugar al gol de
Costa fue mortal de necesidad.
Y si, como ayer, el motor del equipo -
Banega- no está especialmente acertado desatascando el juego, la sentencia suele ser cuestión de tiempo. Con estas, el
Atlético olió el miedo de su rival y no tardó en ir a por su presa, culminando su festín en un segundo acto en el que se reprodujeron los mismos errores que en el primero.