El de
Montilivi no era un partido cualquiera. De hecho, hasta
Setién lo reconoció en la previa. "Ahora sí estoy nervioso", dijo el cántabro ante el temor a que lo que casi acaricia con la punta de los dedos se le esfumase por un ataque de pánico. Y con esa sensación comenzó un encuentro en el que
Setién resolvió la ausencia de
Amat retrasando a
Javi García y escorando al perfil izquierdo a
Marc Bartra.
Además, el santanderino dio descanso a
Boudebouz, volvió a sentar a
Tello y recuperó a
Joaquín y a Loren para acompañar a
Sergio León. Atenazado en el arranque, al
Betis le costaba sacar la pelota desde atrás. Se vio obligado a renunciar a ella en el arranque y concedió demasiado a un
Girona que sabe amortizar como pocos el balón parado.
Se sentía incómodo y no encontraba conexión entre sus líneas, pero este
Betis está muy trabajado y supo recomponerse buscando sorprender a la contra. Superada la media hora, el
Betis se sacudió la presión que parecía atenazarle y comenzó a mover la pelota con criterio -apareció más y mejor
Fabián- y, sobre todo, a encontrar profundidad en su juego.
Fruto de esta reación, llegó el gol de
Loren, tras una grandísima jugada de
Joaquín, que hizo gala más que nunca de aquello de la finta y el sprint. El '17' vio el desmarque de
Loren perfectamente y el canterano supo definir ante
Bono con una templanza que todavía sorprende. Tan efectivo arriba como de costumbre, el
Betis ayer volvió a sufrir en los balones laterales, algo que parecía tener controlado, pero apretó los dientes y consiguió un triunfo que vale su peso en oro.
Isabel Morales
