Hariquiri con ataques de entrenador

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Hariquiri con ataques de entrenador
Le abrió la puerta a Emery para convertirlo en un entrenador campeón y ayer volvió a salvar parte del crédito de un técnico que ha cambiado la clarividencia por juegos de estrategia que sólo funcionan en su pizarra. M´Bia está tocado por una varita mágica y a Emery se le ve tocado. El camerunés atrae el esférico cual individuo imantado a una pieza de metal, y a Emery le llueven las críticas, se muestra inseguro; hace difícil lo aparentemente sencillo; convierte en artificial a un grupo que parecía acoplado pese a los once fichajes; y se ha reencontrado con los ataques de entrenador que tan mala fama le crearon en Valencia.

Del desastre en Liga, a otro nefasto planteamiento ante un débil rival al que por presupuesto, según su teoría, tendría que haberle ganado cómodamente. Pero los seis cambios generaron el mismo Sevilla sin equilibrio, sin fútbol, sin defensa y sin ataque.

Con distintas piezas, Emery volvió a caer en los errores del Calderón. Él solito ha desmontado un puzle que encajaba, un equipo que funcionaba, un once que con pequeñas variaciones casi todos los aficionados tienen en mente.

La teoría de rotar a seis o siete piezas por partido no funciona. Hay profundidad de banquillo, hay un plantel con mejores jugadores que el pasado año, pero o Emery no elige a los adecuados para cada cita, o no los ubica en el sitio en el que pueden ofrecer un mejor rendimiento, como ocurrió ayer con Éver Banega. El futbolista creativo, el que debía llevar el peso del juego, apenas apareció en su posición de segundo punta.

Los futbolistas, desde luego, no le ayudaron en una pésima segunda mitad, pero Emery debería hacer verdadera autocrítica para no seguir autodestruyéndose y encomendando su suerte a la flor de M´Bia.
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