Ha tenido su gran momento de gloria. En su mente se acumularán dos mil momentos hermosos, pero
Joaquín jamás olvidará un derbi en el que fue suplente y salió en la recta final de la segunda mitad para debutar en LaLiga 2018/2019 rompiendo con un cabezazo doce años de historia en los que el Betis había sido incapaz de ganar al Sevilla en su estadio.
Una maravillosa recompensa a una trayectoria con muchísimo mérito.
Sentimiento puro y liderazgo dentro y fuera del campo.
Va a pasar a la historia como el derbi de Joaquín Sánchez y
como el derbi en el que el VAR evitó un gol de Canales -estaba, por muy poco, en fuera de juego-
y no influyó en la jugada clave del partido, la segunda tarjeta amarilla que supuso la expulsión de
Roque Mesa.
Gil Manzano no tuvo la más mínima duda. Interpretó que Roque Mesa se interpuso en el camino de Pau López para evitar que montara el contragolpe, cuando
realmente el meta bético pudo haber cambiado su trayectoria para buscar -con picardía- la expulsión del
extramotivado centrocampista del Sevilla.
Puro derbi. Mucho respeto. Pocas ocasiones de gol -Mercado la tuvo en una jugada de estrategia-. Un Betis que renunció, con buen criterio, a la posesión ridícula, y un Sevilla que fue de menos a más.
Polémica deportivamente encajada por el Sevilla y un justo premio para Joaquín.