El discurso que nunca daría Setién

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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El discurso que nunca daría Setién
- Joaquín Adorna
"Si estuviéramos aquí exclusivamente para divertirnos, podría permitirme el lujo de decir que prefiero que mi equipo juegue bien, que mis jugadores disfruten con la posesión del balón antes de que tengan que ir corriendo detrás de él y de los rivales; que los contrarios se deshacen en elogios hacia nuestro fútbol de toque después de cada encuentro, aunque no hayamos logrado la victoria; y que a la mayoría de los técnicos rivales les encanta mi forma de plantear tácticamente los partidos.

Desgraciadamente, en el fútbol de élite, en el fútbol actual en el que hay tanto dinero en juego, tantos contratos millonarios, tantos miles de béticos ilusionados con su equipo... el objetivo primero y último tiene que ser ganar. Vamos a intentar hacerlo desde el estilo de juego con el que me siento identificado porque es el que me ha traído hasta este gran club, el Real Betis, y porque la pasada campaña esa forma de jugar nos sirvió para ganar en el Bernabéu, en el Sánchez Pizjuán y para clasificarnos para la Europa League.

Ahora bien, si en estos momentos no encontramos la forma de ganar, por falta de efectividad en los remates finales o porque los rivales ya saben cómo evitar que les generemos peligro, estoy abierto a cambiar detalles que nos hagan romper esa dinámica. De hecho, estamos buscando soluciones y ya hemos probado alineando a dos delanteros. En Milán lo bordamos e hicimos el mejor partido en lo que llevamos de temporada y, sin embargo, no nos sirvió para superar al Getafe en su casa. Seguiremos trabajando y entrenando nuevas alternativas para dar mayor verticalidad a nuestro fútbol, para dar mayor profundidad y para sorprender a los rivales porque no podemos permitirnos el lujo de ser, con sólo cinco goles en diez jornadas, el equipo menos realizador de la categoría.

El año pasado ya dije que no cambiaría nada y, sin embargo, tuve que hacerlo porque al equipo le faltaba equilibrio y encajaba muchísimos goles. Dije que prefería empatar 6-6 a 0-0, e incluso manifesté que me dejaba más satisfecho caer goleado 3-6, como perdimos en el Villamarín contra el Valencia, a empatar como lo hicieron otros equipos ese mismo fin de semana, el Atlético de Madrid entre otros (defendiendo un gol de ventaja hasta que le empató el Barça en su estadio en los minutos finales). Quizás con la exigencia me he vuelto más conservador. El cambio de sistema, con los tres centrales y los dos carrileros, nos dio más seguridad defensiva, nos transformó en un equipo más sólido y nos permitió sumar muchos puntos porque teníamos, y tenemos, a muchos jugadores con calidad en ataque. Si el 'plan A' no da triunfos, lo seguiremos retocando y vamos a plantear un 'plan B', un 'plan C' y los planes que hagan falta para ganar".

¿Se imaginan a Setién defendiendo ese discurso? Se acababan los debates, las divisiones de opiniones y los cruces dialécticos que se presencian en cada una de sus comparecencias públicas. Se ha encastillado (RAE. Dicho de una persona. Perseverar con tesón, y a veces con obstinación, en su parecer y dictamen, sin atender a razones en contrario) y su discurso le perjudica: suena a agotadora espiral. Dicen los psicólogos que las personas adultas difícilmente cambian aprendidas a lo largo de los años. Setién entra en ese perfil. De hecho, cada vez que habla recalca que él es así y no va a cambiar. Debería hacerlo porque está perdiendo a algunos de sus muchos adeptos, cuando le resultaría muy fácil aumentar la credibilidad que aún tiene modificando unas cuantas palabras de su discurso.
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