Un punto de los últimos doce posibles en Liga. Tan sólo dos triunfos en el Benito Villamarín y ambos por la mínima (Sevilla y Leganés). El
segundo equipo menos realizador del campeonato con sólo ocho goles, uno más que el Valencia. El puesto en la clasificación no debe ser motivo de preocupación porque
LaLiga ha comenzado extraña y está todo muy igualado: a cuatro puntos de los puestos de descenso y a
los mismos de una plaza europea. Pero los datos y las sensaciones no acompañan, el calendario liguero tampoco (dos visitas complicadas a Barça y Villarreal) y
el Betis debe reaccionar cuanto antes.
Aunque
el mercado de invierno abre la puerta a algún refuerzo, porque hay disponibilidad económica y plazas libres por cubrir -sólo ha utilizado 21 fichas de las 25 posibles-,
las soluciones debe aportarlas ahora el entrenador y no la dirección deportiva. Serra Ferrer ha mejorado considerablemente la plantilla de la temporada pasada, que ya dio para clasificarse para la Europa League, y el técnico debe encontrar con lo mucho bueno que tiene las soluciones que le lleven a ganar.
De entrada,
Setién debe asumir que tiene un problema serio: su equipo gana muy poco y su sistema de fútbol bonito, por las razones que él tendrá que analizar, no le está dando para superar ni a los equipos que se le encierran, ni a los que le juegan abiertos.
Puestos a elegir, la sangría de goles encajados y
la debilidad defensiva mostrada ante el Celta es la peor de las soluciones. De nada sirve hacer goles si el espíritu anotador va acompañado de los peores defectos defensivos del año anterior. El problema, todavía, no es Setién. Se equivoca como todos, pero
está a tiempo de ser flexible y encontrar la fórmula que dé equilibrio al equipo.
Con todo en marcha,
por sus decisiones pasa la solución.
Joaquín Adorna
