Todo en su sitio. Sevilla en los preparativos previos a su Semana Grande y restando las horas para un Sábado de Pasión que mezclará los primeros sones cofrades con los cánticos de dos aficiones entregadas al derbi.
Hay mucho en juego en un solo partido, pero nadie saca los pies del tiesto y se respira una normalidad enriquecedora.
Ayuda, por supuesto,
el buen talante, la deportividad y las buenas formas que están mostrando los dirigentes, los jugadores, los entrenadores y todos los que directa o indirectamente, también los medios de comunicación, influimos en la opinión pública.
La cordialidad se está alimentando también a través de acciones como las realizadas por un par de empresas privadas,
una de transporte y una famosa marca cervecera, que nos han mostrado en
dos vídeos geniales la convivencia entre béticos y sevillistas. Dos familias, con protagonismo para los dos padres, que reciben con recelo y aceptan con el amor incondicional que despiertan los hijos, la noticia de que sus vástagos, varones, uno bético y otro sevillista, han decidido casarse en la semana en la que tendrán que vivir juntos
#ElGranDerbi. O aquellos que suelen estar detrás de las barras de los bares mientras el resto de los sevillanos disfrutan, recibiendo cervezas tiradas por los jugadores del Sevilla y del Betis después de una extraordinaria jornada de convivencia, con partido incluido y tercer tiempo.
Por desgracia,
hemos vivido en etapas anteriores momentos de tensión entre dirigentes que más tarde se han transformado en lamentables
incidentes o en ridículas peleítas verbales en palcos con busto o vestuarios destrozados. Sevilla se muestra al mundo con su derbi y conviene que cada cual asuma su parte de responsabilidad para mostrar la mejor cara de una ciudad que vive en permanente y respetuosa dualidad.
Estamos en el buen camino. Que todo siga igual. Que no se mueva un varal.
Joaquín Adorna
