El Sevilla, de la excelencia al ridículo

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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El Sevilla, de la excelencia al ridículo
- Joaquín Adorna (OPINIÓN)
Increíble, pero cierto. De hacerlo perfecto en el primer tiempo, de ir ganando 0-2 con una solvencia propia de equipo inteligente y trabajado, a acabar perdiendo en una segunda parte plagada de errores individuales. Todo comenzó la lesión de Carriço y la descomposición de un equipo que hasta entonces había sabido leer el partido a la perfección.
Señalado queda, en primer lugar, Koundé. Con su error en la salida del balón, una pérdida y un penalti absurdo cometido sobre Orellana, empezó el desplome. Después, dos errores de Vaclick. No habla a Diego Carlos en el empate a dos, y deja el tanto a placer en la calidad de Pedro León; y coloca una barrera de dos hombres en un libre directo con el que se confirma la debacle.

De ponerse segundo empatado a puntos con el Atlético de Madrid, y a uno solo del líder (el Madrid, con 14) a quedarse séptimo con 10 puntos y fuera de Europa. De lograr por primera vez en su historia una cuarta victoria a domicilio en una misma temporada, a alimentar las dudas que surgieron tras la primera derrota en Liga ante el Madrid. De mostrar una gran fortaleza defensiva, no habiendo encajado en ninguna de sus salidas, a recibir tres goles en cuarenta y cinco minutos.

Han sido tres errores individuales en los peores minutos de juego en la etapa de Lopetegui, pero queda en cuestión la fortaleza mental de un equipo que no ha sido capaz de levantarse tras el primer traspiés de la temporada. El tiempo dirá si es un mero accidente o si vuelven fantasmas del pasado, algo improbable en un equipo prácticamente nuevo.

A Lopetegui, que había hecho una lectura perfecta de las debilidades tácticas del Eibar, un reproche: el cambio de Joan Jordán. Es sistemático. Del Mariano por Coke de Emery, se va camino del Joan Jordán por cualquier otro compañero. Se enfadó el futbolista, le costó una absurda amarilla que casi nunca se muestra por lanzar una botella de agua al suelo con rabia, y tal vez con razón. Una vez más, no era el peor futbolista sobre el campo y volvió a ser el elegido para abandonarlo.

Habrá lamentos, muchos lamentos, pero la Real Sociedad visita el domino el Sánchez Pizjuán, donde todavía no ha ganado el Sevilla, y no hay poco tiempo va a quedar para evaluar la gravedad de tres puntos tirados a la basura cuando ya estaban virtualmente ganados. Se lesionó Carriço y se hundió el castillo. De la fiabilidad, al mayor de los desastres. De la excelencia, al ridículo.
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