Partido redondo del
Sevilla en Roma y extraordinaria segunda parte del
Betis en Rennes. Triunfo por la mínima de los de
Pablo Machín, que tuvieron ocasiones para sentenciar la eliminatoria; y empate a tres para los de
Quique Setién, que abrumaron a su rival en posesión y que mostraron su clara condición de favoritos para pasar de ronda. Dos buenos resultados con los que los dos conjuntos sevillanos ponen pie y medio en los octavos de final de la
Europa League.Volvió el
Sevilla imperial. Lo dijo
Machín en la previa y se vio lo que pretendía cambiar: no hay problema de piernas, era más bien una cuestión de concentración porque hay calidad y capacidad. Así fue. Un
Sevilla entero, sin dudas, dominador, que superó a la Lazio casi todo el partido. Ayudaron las ausencias en el conjunto italiano y los contratiempos. A las bajas de
Sergej Milinkovic-Savic -su jugador franquicia- y de
Immobile -no entró finalmente en la convocatoria-, se sumó la lesión antes del descanso de
Luis Alberto, quien estaba especialmente motivado por enfrentarse al equipo en el que se formó.
Sufrieron los italianos casi de principio a fin. Los maniató un
Sevilla en el que Machín demostró haber aprendido la lección de
Copa ante el Barça. Puso a su once tipo, con algún cambio de piezas, y fue fiel a su estilo y a sus dos delanteros. Además, el trivote que hace de motor del equipo -
Banega, Mudo y Sarabia- funcionó a la perfección, con el
Mudo dando la pausa al juego que se echó en falta en el
Camp Nou.
Especial mención merece, una vez más,
Sarabia, quien demuestra en el campo que vive al margen de los comentarios y críticas que generan el tema de su renovación. En su haber, además de muchos kilómetros recorridos, hay que anotar una nueva asistencia -en esta ocasión a
Ben Yedder-, que fue el origen del tanto con el que el Sevilla se impuso a un potente rival. La ventaja pudo ser, incluso, mayor. Perdonaron
André Silva o el Mudo Vázquez -se recreó cuando tenía opción de remate, quizás para buscar su pierna buena, la zurda-, y el
Sevilla tendrá que sentenciar en el
Sánchez-Pizjuán al calor de los suyos y sin
Banega, sancionado por acumulación de tarjetas.
Menos control hubo en el loco partido del
Betis. Seis goles -empate a tres- y alternancias en el marcador en una cita de la que se extrae una malísima noticia, la recaída en su lesión de
Junior, y una clara conclusión: el
Betis es muy superior al
Rennes y debe certificar sin problemas el pase en el
Benito Villamarín, donde el conjunto francés está obligado a buscar el triunfo para poder pasar.
Empezó horrible el conjunto de
Setién, que apostó por un once en el que chirriaba que Joaquín ocupase de nuevo, como ante el
Valencia, todo el carril diestro. El trío de centrales, obligado por las circunstancias, lo volvía a comandar
Javi García. El problema no fueron las piezas, sino la actitud en los primeros veinte minutos, en los que el Betis encajó dos goles que ponían muy cuesta arriba la eliminatoria. Con más velocidad, con más intensidad y con mejor fútbol, el
Rennes desarboló a un
Betis que tardó en enterarse de la película y en el que Setién se vio obligado a recomponer el equipo por la lesión de
Junior. Entró
Diego Lainez, Guardado ocupó la banda izquierda, y gracias al postrero gol del mexicano el
Betis logró un merecido empate.
Hasta el 3-3 definitivo pasaron muchas cosas. El afortunado tanto de
Lo Celso; el injusto gol de
Ben Arfa (3-1) gracias a un inexistente penalti; una segunda mitad de dominio pleno del
Betis -posesión final de un 75% frente a un 25%-; una asistencia magistral en una falta de
Joaquín a Sidnei -gol de cabeza (3-2)-; y el primer tanto de
Lainez en el
Betis. Lo volvió a bordar
Canales -envió un balón al palo tras un control magistral con el pecho-, y el
Betis de las dos caras -infinitamente mejor el de la segunda parte- muestra su clara candidatura a seguir compitiendo para llegar lejos en la
Europa League.
Quedan los dos partidos de vuelta, pero
Sevilla y Betis han dado el primer golpe y, de paso, una gran alegría a los miles de aficionados sevillistas y béticos que se han desplazado a Italia y a
Francia. La
Lazio es duro rival al que los de
Machín tendrán que superar en
Nervión; y lo propio deben hacer los de
Setién ante el
Rennes, peligroso por su velocidad arriba. Buena respuesta en el retorno a la
Europa League: Sevilla y Betis ponen, de momento, pie y medio en los octavos de final.