Cine y deporte

El 'bergfilme' alemán, cine de altura

El 'bergfilme' alemán, cine de altura
- Juan Miguel J. Randado
Juan Miguel JiménezJuan Miguel Jiménez3 min lectura
La moda muere joven. También en el cine, con géneros que pasan de su edad de oro a casi el ostracismo en el transcurso de lustros o unas pocas décadas. Estados Unidos alumbró el wéstern, que reverdece puntualmente pero ve lejanos, muy lejanos, los buenos tiempos, los de John Ford, John Wayne y compañía. Un poco antes, entre los años 20 y 30 del siglo XX, Alemania vivió una experiencia similar con el 'bergfilme' o cine de montaña.

Inimaginable bajo la perspectiva de los hábitos actuales, las películas deportivas gozaban de una salud y reputación envidiables durante la República de Weimar y el Tercer Reich. Un contexto en el que emergió la figura del director germano Arnold Fanck, abanderado del género y padre de poemas visuales como 'La montaña sagrada' (1926) o 'El infierno blanco de Piz Palü' (1929), un título al que Quentin Tarantino homenajea en 'Malditos bastardos'. Su maestría para rodar en exteriores engendraba secuencias preciosistas con el esquí y la escalada como motores.

Y las cumbres y escenarios más imponentes adquirían un componente lírico y hasta místico, al igual que sucedía con el Monument Valley en las cintas sobre el Viejo Oeste. Fanck ejercería además de mentor de Leni Riefenstahl, quien antes de situarse tras las cámaras sufriría en primera persona, como actriz, los rigores de unas sesiones de grabación en las que la prioridad pasaba por no morir en el intento.

El realismo pretendido desafiaba al sentido común y la germana se prestaba a participar en tomas cuasisuicidas, como una muy recordada en la que quedaba sepultada bajo un alud. "Se hizo la oscuridad a mi alrededor. Mi corazón palpitaba con rapidez, con brazos, cabeza y hombros traté de apartar la nieve. Lo peor fue que tuvimos que repetir la escena varias veces", recoge la berlinesa en sus memorias (Editorial Lumen).

Conquistada por la profesionalidad del creador de Renania-Palatinado, Riefenstahl dio el salto a la dirección con 'La luz azul' (1932), que para su condena llamó la atención de Hitler. Un 'flechazo' que derivaría en los conocidos filmes propagandísticos a cuenta de la alemana, entre los que destaca, por sus aportaciones artísticas, 'El triunfo de la voluntad' (1935). Alto peaje para poder adentrarse en proyectos más apetecibles como 'Tiefland' (1954), inspirada en el trabajo del español Ángel Guimerá y que reincide en esa expresividad panteísta, con la montaña como baluarte y pasajes atávicos del nivel de un cuerpo a cuerpo con un lobo. Cuestión de modas.
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram