Ni el máximo goleador del Sevilla en lo que va de temporada, ni el fichaje más caro de la historia de la entidad. Joaquín Caparrós eligió a Sandro Ramírez como delantero titular en su primer once, por delante de Ben Yedder y Muriel, los preferidos del 'Toto' Berizzo y Montella, respectivamente. El canario no defraudó al técnico utrerano, con el que por fin pudo jugar en su posición natural. De '9', tuvo un papel decisivo para que el equipo nervionense sumase por fin los tres puntos.
No en vano, se hartó de recuperar balones con una voraz y efectiva presión adelantada; estuvo inteligente a la hora de meter el cuerpo y forzar el penalti que Banega transformó en el gol de la victoria; y sólo Moyà, con sus paradas, evitó que pusiese un marcador más abultado.
Por si fuera poco con todo ello, Sandro decidió ignorar sus evidentes síntomas de cansancio y no paró de correr ni de luchar. Exhibió esa testiculina tan demandada y fue el mejor ejemplo de que Caparrós, mejor o peor, ha inyectado la sangre que le faltaba a este vestuario.
Aitor Torvisco1 min lectura