Reforzar el eje de la defensa se había convertido, un verano más, en una prioridad máxima para el
Sevilla. La necesidad imperiosa de reforzar la retaguardia le imponía al área de fútbol que dirige
Joaquín Caparrós la idea de no escatimar en gastos. Los elegidos, de momento -no se descartan más movimientos, ni de salidas ni de entradas- han sido finalmente
Sergi Gómez y Joris Gnagnon, quienes se han colado directamente en el
‘Top 10’ de las mayores inversiones en defensas de la historia de la entidad nervionense.
En el caso del franco-marfileño, además, directamente al escalón más alto de esta clasificación. El ex del Rennes, que llega a Nervión tras un desembolso de
15 millones de euros, ya es el defensor más caro de la historia blanquirroja, tras desplazar a su compañero
Simon Kjaer. El danés llegó hace ahora un año procedente del Fenerbahçe por 12,5 kilos, lo que le valió para hacerse con un récord que desde hacía nueve años ostentaba
Adboulay Konko, que llegó en 2008 del Genoa por 8,5 millones de euros, medio kilo más de lo abonado la campaña anterior al Pachuca mexicano por
Aquivaldo Mosquera.Al francés y al colombiano los dejaría también atrás el lateral zurdo
Guilherme Arana, fichado el pasado mes de enero por 11 kilos del Corinthians. Así, el brasileño mantiene el tercer escalón, por delante de
Konko, de
Mosquera y también de
Sébastien Squillaci, contratado en el verano de 2008 por 6,5 del Olympique de Lyon.
A los dos primeros les perdió dinero, pero no al central galo, por quien recuperó la inversión al venderle al Arsenal inglés.
De los cuatro últimos puestos, sólo hay que remontarse en el tiempo para rememorar la contratación de
Alexis Ruano, a quien costaría cinco millones sacar del Valencia en 2010; la misma cantidad que los directivos del Sevilla han pagado por
Sergi Gómez (Celta) y, antes, por
Clément Lenglet (Nancy), en enero de 2017 -vendido al Barcelona por seis veces más-, y
Sébastien Corchia, del Lille, en el último mercado estival.
La inversión de cada añoEs decir, que de los 10 mayores gastos del club en la zona defensiva, seis de ellos han tenido lugar en los 15 últimos meses; entre ellos, los tres primeros puestos: los mencionados de Gnagnon, Kjaer y Arana. En el caso del galo llama la atención que la cifra que ha desembolsado el club de Eduardo Dato y la tasación sobre el valor de mercado que le calcula el portal especializado ‘Transfermark’, coincide.
Todo lo contrario sucede con Sergi Gómez, a quien tasan en ocho kilos, tres más de lo que les ha costado sacarle de Vigo a Caparrós y compañía. Este dato no es baladí, pues viene a explicar por qué el Sevilla ha accedido a cumplir la exigencia del conjunto gallego a pesar de la peculiar situación que el central catalán vivía allí: su negativa a renovar un contrato que expiraba el 30 de junio de 2019 hizo que el Celta le apartase de los entrenamientos de pretemporada con el resto de sus compañeros. Otro de los indicativos que resultan claves son su edad (26 años aún) y su facilidad para aportar goles en jugadas a balón parado, un aspecto muy valorado por Pablo Machín, que en el Girona se hinchó con los
Juanpe, Bernardo, Stuani, Pedro Alcalá... Kjaer, por ejemplo, costó 12,5 y está tasado en 10.
Ben Yedder, traductor y ‘cicerone’ en NerviónJoris Gnagnon es el defensa más caro de la historia del Sevilla y la única cara nueva que aún no se ha estrenado con la camiseta blanquirroja en partido oficial, pues su compañero Sergi Gómez debutó en Hungría y, antes, lo habían hecho este verano Ibrahim Amadou, Tomas Vaclik y un Roque Mesa que ya había militado en el conjunto nervionense en el segundo tramo de la temporada pasada, entonces, cedido por el Swansea.
La adaptación será el primer reto para este potente central francés de 21 años, que para ello se ha convertido en la sombra de
Wissan Ben Yedder. Durante sus primeros días en la capital andaluza, Gnagnon no se se separa de su compatriota, que hace las veces de traductor -para que pueda comprender las instrucciones de Machín y su cuerpo técnico- y, a su vez, de ‘cicerone’ en un vestuario al que el delantero franco-tunecino se adaptó a velocidad de récord. Sus avances con el ‘lenguaje sevillano’, como su dominio del vocablo ‘miarma’ le han convertido en uno de los favoritos del sevillismo. Ahora, tiene como alumno a Gnagnon.