Sevilla fue la 'tumba' de Lopetegui

Veintiséis de septiembre de 2018. Lopetegui se las prometía muy felices en su visita al Sánchez Pizjuán. Había sumado diez de los primeros doce puntos -igual que ahora- con el Real Madrid y había goleado al vigente semifinalista de la Champions, la Roma de Monchi, en su estreno en la máxima competición continental.

Aquel día se torció su trayectoria. Ante la que es hoy su afición cayó por 3-0. Nunca volvió a ganar un partido en Liga con el conjunto madridista y cinco jornadas después, tras perder en el Camp Nou y dar una mala imagen en Europa, era destituido.

Sevilla fue su punto de inflexión. Y curiosamente, ahora lleva, casi en la misma fecha, a ese mismo partido y en una situación similar. Ha ganado tres de los cuatro primeros partidos de Liga, ha empatado el cuarto, en el que mereció más, y ha goleado con idéntico marcador en su debut europeo. El Sevilla marcha líder del campeonato y las expectativas, como entonces, están por todo lo alto.

Si a eso añadimos que su entonces equipo llega hundido moralmente tras la humillación de París, dos puntos por detrás en la tabla... podrían prometérselas muy felices. Pero el técnico guipuzcoano no lo tendrá tan claro. Recordará aquel partido y lo que vino después. Y querrá que no vuelva a suceder.

Mejora a Zidane en aquel arranque
La imagen de la trayectoria de Lopetegui en el Madrid quedó marcada por su final y por un mes de octubre en el que no ganó ni un partido en la competición doméstica. Pero no fue tan malo. Su inicio fue esperanzador e ilusionó al madridismo de que el equipo blanco podía dar una mejor imagen que el año precedente. Logró dos triunfos por 4-1, ante Girona y Leganés, venció con cierta comodidad (2-0) a la posterior 'revelación', el Getafe, y empató en San Mamés un partido en el que la falta de puntería impidió sacar algo más. Unos números muy superiores a los que hoy ofrece el equipo de Zidane. Ganó al Celta en el arranque, pero desde entonces y pese a superar al Levante pidiendo la hora, ha vivido con el agua al cuello. Y en Europa... 3-0.