Fue muy criticado en los prolegómenos
el once inicial con el que ha salido
Julen Lopetegui al Camp Nou, pues en el mismo
no se encontraban Joan Jordán, y Nolito y De Jong, dos jugadores que no cuentan con el predicamento de los aficionados nervionenses, quienes son más de gustar o no gustar algo
que de analizar, de tratar de buscar los porqués.
El equipo titular del técnico vasco, sin embargo,
decía mucho. Y decía sobre todo, dado que ni el sanluqueño ni el holandés son veloces ni duchos en carrera como para vivir del contragolpe, que
su apuesta era para ganar. Es decir, para
presionar muy alto y plantarse en campo contrario. Y así fue. El único problema, nada baladí, es que lo hizo sin gol. Y
en un escenario así, ya se sabe lo que ocurre cuando perdonas tanto...
Con
Semedo y Dembélé en la banda izquierda, Lopetegui apostó por
martillear ese costado con Navas y Ocampos, y por meter a De Jong y Nolito, dos de sus jugadores más expertos, al remate.
Su apuesta, al descanso, no le ha salido bien sólo porque Valverde cuenta con
ter Stegen entre los palos y con Luis Suárez en punta, porque
el arranque del partido de los nervionenses fue tan valiente como positivo.
El Sevilla generó una ocasión tras otra, pero también falló una ocasión tras otras.
Alguna, por la pericia del meta alemás del Barça; otras, por su propia impericia...
El Barça, en cambio,
llegó y marcó. Uno detrás de otro.
Y se acabó la película. La película de siempre. Sólo el inicio fue distinto, esta vez.
Esperanzador, hasta el minuto 27.