La involución es notoria

La discusión arbitral acerca de la decisión de Cordero Vega en la acción del 1-1 de Embarba no debe tapar el gran problema que está teniendo el Sevilla. Una victoria en los últimos seis partidos delatan que el conjunto nervionense, más que un bache, pasa por una crisis de identidad.

Más concretamente, una crisis en ataque, aunque también ha perdido la seguridad defensiva que había ofrecido en el primer tercio del campeonato. Y lo más preocupante es que Lopetegui, por el momento, no halla respuesta a los males de su equipo.

Ante el Espanyol, dispuso un pequeño cambio táctico, abandonando el habitual 1-4-3-3 por un 1-4-2-3-1, como hizo en Vigo. Ya sea por el mal momento individual de piezas importantes (llamativo el caso de Banega) o por el engranaje ofensivo, este giro tampoco funcionó. Un Espanyol valiente, que buscó arriba al Sevilla, complicó la salida de balón local y las veces que superó esa presión inicial, no generó jugadas, salvo las enérgicas arrancadas de Ocampos, una baza que nunca falla.

El ímpetu del argentino, unido a la calidad de Suso, permitió al Sevilla abrir el marcador, en una acción de calidad de ambos jugadores. Luego, pese al polémico 1-1, el Sevilla ya estaba dando muestras de su involución, concediendo atrás y sin un patrón para poner en peligro la meta defendida por Diego López.

En el segundo tiempo, Lopetegui intentó, sin éxito, mover el avispero. Primero, puso una línea de tres con dos carrileros, para después, disponer un 1-4-4-2 que acabó empatando, pero de nuevo, con una acción individual.

¿Cambio en la jerarquía?
Banega, que abandonará Nervión al finalizar la temporada, realizó un mal partido ante el Espanyol; en la imagen, el argentino, junto a Suso, que se echó el equipo a su espalda en la segunda parte. El gaditano asistió en el 1-0 y marcó el 2-2.