Fallece Costas, jugador del Sevilla en los años 60 y 70

Fallece Costas, jugador del Sevilla en los años 60 y 70
Insignia de oro del club desde 2015, Costas llegó con 20 años al filial del Sevilla FC.
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 4 min lectura
El gallego Manuel Costas Sanromán, defensa conocido futbolísticamente como Costas, que jugó diez temporadas en el Sevilla en los años 60 y 70 del pasado siglo y fue distinguido con la insignia de oro del club, falleció este martes en la capital andaluza a los 78 años.

El Sevilla trasladó su "más sentido pésame a los familiares y allegados de Manuel Costas, sevillano de adopción que siempre lo dio todo por los colores blanco y rojo", y anunció que el sábado, antes del partido ante el Valladolid, se guardará un minuto de silencio en su memoria y en la del exconsejero y exconcejal sevillano Felipe Rodríguez Melgarejo, fallecido el lunes a los 80 años.




Procedente del Gran Peña de Vigo, Costas (8 de mayo de 1942, Panxón -Pontevedra) llegó con 20 años a probar con el Sevilla y, tras jugar inicialmente en su filial, debutó con su primer equipo en Primera División en la campaña 1963-64.

Este pontevedrés y sevillano de adopción recaló en Nervión como delantero, pero su cesión la temporada siguiente (1964-65) al Recreativo de Huelva supuso un cambio en su carrera, pues regresó como defensa central y dispuesto a ganarse un puesto a las órdenes de Ignacio Eizaguirre, coincidiendo con el traspaso del mítico Paco Gallego al Barcelona.

Costas, apodado 'Pecho lata' por su fortaleza física, se convirtió en un fijo en el eje de la zaga sevillista durante las siguientes nueve campañas, en las que vivió una participación en la Copa de Ferias 1970-71, los dos primeros descensos del club a Segunda y un tercer puesto en Primera (1969-70) de la mano del austriaco Max Merkel.

Su último partido con el Sevilla fue el duelo en Linares (Jáen) de la temporada 1973-74, en el que el equipo hispalense logró eludir la promoción de descenso a Tercera, y en la campaña siguiente se enroló curiosamente en el club de Linarejos, en el que acabó colgando las botas.

Tras su regreso a la capital hispalense, donde se afincó y donde ha permanecido más de medio siglo, fue homenajeado en septiembre de 2015 en la previa de un Sevilla-Celta -los dos equipos de su vida- en el antepalco del Ramón Sánchez-Pizjuán, donde recibió la insignia de oro del club tras 279 partidos y tres goles como blanquirrojo.

"Como futbolista, ni te voy a decir que era un fenómeno ni que era malo, era normal. Mi forma de jugar era fuerte, un jugador que peleaba y luchaba, y ha sido lo máximo, porque yo venía de una aldea, no estaba acostumbrado a la ciudad, entonces meterme en Sevilla y jugar al nivel que yo he jugado, para mí aquello era...", rememoró en un vídeo de recuerdo de su figura difundido por el Sevilla.
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