Tras quitarse la espina el pasado sábado, Lucas Ocampos volvía a marcar en lo que parecía que iba a ser un triunfo vital para el Sevilla, pero todo se torció a raíz del penalti de Delaney.
"El resumen es negativo. Se nos ha ido un partido que teníamos controlado. Estamos calientes, queríamos ganar y es difícil decir palabras en este momento, pero no hay que lamentarse", señalaba el argentino, quien quería ya pensar en lo que viene: "Depende de nosotros, tenemos que ganar los dos partidos, hay que comer mierda e intentar ganar el próximo partido".
El próximo duelo no es el del Wolfsburgo sino el de un Betis que se encuentra en un gran momento. "Al derbi vamos a ir con las mismas ganas y vamos a tratar de que no sea el mismo resultado" concluía.