Ocho meses después de su ilusionante llegada, Ganso brilló ayer con una camiseta que no se ponía en Liga desde noviembre.
¿Y por qué no jugaba nada? Ésa era la pregunta más repetida ayer en los corrillos de sevillistas a la salida del estadio. Y hay que ser justos. Ganas, lo que se dicen
ganas y actitud, no es que haya puesto muchas.
De hecho, es de sobra conocido que en el archivo de los medios sevillanos abundan las fotografías en las que se ve al brasileño
entrenándose con las dos manos metidas en los bolsillos. Así, es difícil que un técnico quiera darle oportunidades. No obstante,
viendo el nivel del ‘Mudo’ y de Nasri en los últimos meses, está claro que no le habría sido díficil aportarle más al equipo. Como poco, lo mismo que ellos dos.
Sampaoli dijo hace ya tiempo que Ganso jugaría
“cuando él quisiese jugar”, mostrando así su desilusión con uno de sus fichajes estrella y recordando quizás esa imagen de ‘hombre con las manos en los bolsillos’. Quién sabe, igual sólo
las metió para sacar los polvos mágicos, pues anoche Ganso dejó claro que
es un mago.
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