Un virus que necesita cura

Álvaro PalomoÁlvaro Palomo
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Un virus que necesita cura
A veces caemos en el error de desistir en una denuncia por la creencia de que no servirá absolutamente para nada y de que, por muy alto que alcemos la voz, no se cambiará el curso de los acontecimientos. Pero la equivocación radica precisamente en callarse, en permitir que la injusticia pase desapercibida y termine convirtiéndose en una situación aceptada como ´normal´. Por ello, con civismo y coherencia, cabe protestar cada vez que se repita la tropelía, sin miedo a ser reiterativo, como está haciendo Del Nido en su cruzada contra el aberrante reparto televisivo.


En el fútbol abundan los asuntos de esta índole, en los que se requiere que nunca se baje los brazos y la unidad necesaria entre clubes para que, al menos, los de arriba sean conscientes de que existe un desacuerdo con las normas del juego que han impuesto de forma unilateral, y, como mínimo, tengan que plantearse la opción de arreglarlo.


Ocurre, por ejemplo, con el Virus FIFA, un problema de sobra conocido pero totalmente enquistado, sin visos de una solución para que los clubes no se vean gravemente perjudicados. Pasan los años y no parece que se busque una salida para evitar situaciones como la de Rakitic, que, pieza básica en el Sevilla, afrontará el partido del sábado contra el Barcelona con 170 minutos en sus botas y una paliza de kilómetros por la disputa de un amistoso en Corea. Evidentemente, las federaciones tienen sus propios intereses, deportivos y económicos, pero los equipos y sus aficionados son los que pagan, razón de más para establecer unos parámetros coherentes que limitaran los daños colaterales y normalizaran de verdad la convivencia entre clubes y selecciones.
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