Y resulta que había equipo

Álvaro PalomoÁlvaro Palomo
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Y resulta que había equipo
- Álvaro Palomo
El proceso aún no se ha completado, pues una reconstrucción de esta índole precisa paciencia y trabajo, pero este Sevilla ya ha experimentado un cambio mayúsculo. Partiendo de la base, de inculcar al vestuario la confianza precisa para recuperar su mejor versión, para lo que el técnico ha implantado una idea a la que aferrarse y también la continuidad que requieren los baluartes para asentarse, para formar un bloque.

Montella ha conseguido que los nervionenses piensen y funcionen como un equipo, algo tan elemental como inexistente con Berizzo, que se solidaricen con el compañero y crean lo suficiente en ellos para encarar y llevarse los balones divididos que antes siempre perdían. Justamente ahí comienza la reacción blanquirroja, en el cambio de mentalidad, en la concentración e intensidad con la que ahora salta al campo, lo que ayer se tradujo en un gol a los 24 segundos y en otro en el arranque de la segunda parte.

Este Sevilla muerde. Y cuando se muerde, también asoma la calidad, la que atesora el plantel, y con él, la efectividad. Con la misma materia prima se produce lo impensable con el 'Toto'. Y se defiende con más orden y garra, aunque, como muestra de que todavía resta por remachar las costuras, exhibió ciertas lagunas cuando apretaba un Atlético muy poderoso en ataque.

No obstante, con un 4-4-2 sin balón (4-2-3-1 con él), los nervionenses se crecieron atrás en la segunda mitad, lo que a su vez permitía sentirse más cómodo a un conjunto local muy vertical con el balón, apoyado en las apariciones entre líneas del 'Mudo', el dinamismo de Correa y la mordiente de Sarabia, siempre con Banega de jefe de operaciones. Es otro Sevilla.
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