Las circuntancias cuentan considerablemente en el rendimiento.
No importa que sobre el talento si el contexto o diversos factores no acompañan, porque entonces se produce
un oscurecimienrto que impide que reluzcan las virtudes con el consecuente monescabo de la aportación y de la ilusión despertada.
Ocurre con 'Papu' Gómez, cuya calidad y potencial para erigirse en pieza fundamental en el Sevilla no admite ninguna duda, pero que
no termina de encontrarse, condicionado en gran parte por un encasillamiento en la izquierda, su posición en la mayoría de partidos, que limita su capacidad y poco a poco le arrebata confianza.
La lesión de Ocampos le abrió una puerta en el once que más bien ha resultado una trampa que le ha encerrado en la banda sin que Lopetegui haya matizado una situación que resta demasiado brillo al argentino. Prácticamente coincidió su llegada con la baja de Ocampos y es cierto que esa pérdida tan trascendental había que cubrirla, si bien había fórmulas intermedias, mixtas o utilizar a Munir y entregarle
más autonomía al Papu.
Ahora que ya ha vuelto Ocampos, qué va a pasar con el flamante fichaje, cuál es el siguiente movimiento de un Lopetegui para el que los costados pertenecen a Lucas y Suso.
La decisión del técnico se antoja clave para rentabilizar una incorporación que tanta ilusión despertó en enero y
pasa, sin duda,
por abrir su mente y alterar sus ideas fijas. Papu necesita espacio, mando en el centro, responsabilidades en la generación. Es así como se gusta. Y el Sevilla puede ofrecérselo.
Contra el Getafe se desempeñó una fase por la zona ancha, marcó y lució, y ahora, con el costado con Ocampos,
llega el momento de probar soluciones nuevas para los problemas que suele haber para hallar
profundidad. Por dentro fabrica ideas,
las necesita el Sevilla y él moverse en su hábitat. Lopetegui no lo puede pasar por alto y
acertará si le da su verdadero sitio en Nervión.
Álvaro Palomo
