Arranca su etapa lejos del Betis, donde pasó de perla de la cantera a descartado

Vadillo, el adiós callado de un ídolo destronado

Vadillo, el adiós callado de un ídolo destronado
Vadillo celebra su último gol como bético, logrado ante el Sporting. - J. Julián Fernández S.
José JuliánJosé Julián3 min lectura
Cuatro días.Ése es el tiempo que lleva ya fuera del Betis Álvaro Vadillo. Un futbolista que se esperaba que marcara una época en Heliópolis y cuyo adiós muchos imaginaban que se produciría de otra manera. Quizás cambiando marchándose a cambio de una suma estratosférica o colgando las botas después de una larga y prolífica carrera.

Sin embargo, quien durante mucho tiempo fue considerado como la gran perla de la cantera verdiblanca se ha ido sin hacer ruido, por la puerta de atrás y con apenas 21 años. Las lesiones y la falta de continuidad así lo han ido dictaminando en las últimas campañas, donde las altísimas expectativas que había depositadas en él le pasaron una carísima factura que parece haber apagado su estrella antes de tiempo.
Y eso que él siempre fue por delante del calendario y los relojes. Llegó al club con apenas 13 años y fue devorando categorías a un ritmo espectacular hasta llegar al primer equipo con sólo 16. Debutó oficialmente en Granada en agosto de 2011 y fue de los mejores. Era un habitual de la 'Rojita' en casi todas sus versiones y no parecía tener techo... hasta que se rompió la rodilla sobre el césped del Santiago Bernabéu.

Aquello le obligó a parar y volver al año siguiente al filial. No obstante, seguía teniendo cartel y pronto regresaría junto a los mayores, teniendo incluso dorsal propio. Es más, el Betis se metía en Europa. Todo salía a pedir de boca, aunque a partir de ahí las cosas comenzaron a torcerse una vez más.

La 13/14 fue para olvidar, tanto en lo colectivo (el doloroso descenso con 25 puntos) como en lo personal (no estuvo mal, pero se volvió a romper cuando mejor estaba). Y el curso siguiente, aún peor. Se lesionó de gravedad en pretemporada y apenas pudo ayudar en el camino al ascenso. Después, en Primera, no contó, el Rayo desechó su fichaje y tuvo una breve aparición estelar que apenas duró un par de partidos.

Como consecuencia de todo ello, en Heliópolis se cansaron de esperarle. Ni hicieron el intento de renovarle, dándole por perdido igual que a aquel proyecto canterano del que se había convertido en principal baluarte. Como otros muchos, se quedó en el camino, teniendo que hacer las maletas para probar suerte en otro lugar dispuesto a demostrar que aún le queda mucho fútbol en sus botas; soñando con encontrar en un sitio distinto la suerte que tantas veces le dio la espalda en el Benito Villamarín.
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram