El
Betis de Setién se ha caracterizado hasta ahora por su
elevado porcentaje de posesión y por su habitual presencia en el campo contrario, lo que le permite asentarse relativamente cerca del área rival. Sin embargo, esta situación privilegiada no se ha traducido en una lluvia de goles, a veces por la
ausencia de profundidad o por la
falta de acierto de cara a portería, déficit que, eso sí, defenestró en el Camp Nou con una exhibición de pegada favorecida por los espacios concedidos por un Barça que asume riesgos a su espalda. Esta realidad del cuadro verdiblanco, que se produce cuando los equipos se le repliegan, lo que le ocurre en la mayoría de partidos, encuentra respaldo en estadísticas como la que sitúa al Betis como el
segundo equipo de LaLiga que
menos aprovecha los
centros laterales.
No en vano, según aporta la cuenta @futbolavanzado, el Betis precisa un total de
110 pases desde los costados
para marcar un gol, sólo por detrás del Leganés, con cerca de 120 para ver puerta. Es el reflejo de que los heliopolitanos percuten mucho pero resuelven poco en el remate, reduciendo el efecto de las continuas subidas de
Junior o Tello, que se presentan con cierta facilidad en la línea de fondo, pero cuyos centros no suelen terminar en nada, ya sea por la precisión del servicio o la ausencia de rematadores. Su efectividad en este aspecto dista un abismo de la de equipos como el
Celta, el Alavés o el Barcelona, muy finos a la hora de transformar este tipo de acciones. Los vigueses anotan un tanto cada 25 centros, 85 menos que los béticos; los vitorianos, dos más; y los azulgranas, 29. Una diferencia que luego se percibe en el bagaje goleador, mejorado por los de Setién en los dos últimos choque ligueros, pero aún muy por debajo del clubes como el celeste, con diez tantos más, debido a que rentabilizan mucho mejor esta faceta.
Setién conoce esta deficiencia y
trabaja para subsanarla, consciente de que se antoja clave para
romper los muros de los rivales encerrados y convertir las habituales cabalgadas por banda en un filón.