Muerto. Es la sensación que da el Sevilla. Parece complicado salvar a algún jugador en el partido de ayer y en los últimos encuentros. Tal vez Banega y en Mendizorroza tampoco es que viviera uno de sus mejores días. Ni el cambio de entrenador, ni las variaciones introducidas por Montella... lejos de mejorar, el conjunto hispalense está peor que cuando acabó el año.
¿Cómo se soluciona esto? Hay varias formas, pero estando en el mes en que estamos, uno hábil para hacer fichajes, la solución puede estar ahí.
El problema es que faltan revulsivos en todas las zonas. No hay gol, la defensa es un coladero, el centro del campo no crea juego... Nzonzi sigue empeñado en irse y su actitud no ayuda. No es el único señalado. Son demasiados para poder enumerarlos. Y con partidos cada tres días, algunos de ellos verdaderas 'finales', tampoco hay tiempo para probar alternativas. Lo próximo, el Wanda y Cornellá. El sevillismo se teme lo peor. Y con razón.