Pablo Machín es un enamorado de su profesión. Un técnico vocacional que podría llevarse horas imbuido en una conversación sobre aspectos tácticos, que analiza cada situación con exhaustividad y trabaja con la coherencia como base de su filosofía.
Hecho a sí mismo, desde abajo, el de Gómara saborea cada paso al frente, con la valentía de asumir retos y con la ambición de establecer nuevos techos sin alejarse nunca de su humildad.
En la entrevista con ED detalla cómo ha ido construyendo poco a poco su Sevilla, con sinceridad, reconoce que cada vez se aproxima más a su ideal de juego y no duda en afirmar que, si se cierra el mercado sin apuntalar la plantilla, se habrá perdido una oportunidad. Puro Machín.